Quiero ser el segundo cigarro de cuando pienses que solo te queda el último; quiero ser los gritos de tus embestidas y el Pepito Grillo de tus tardes con amigos.
Quiero ser tu imposición sin reglas, ser tu norma, sin ponerla; quiero que te hartes de verme sin tener bastante y te olvides de quién eras.
Quiero ser esas frases que escribas y nunca puedas conectar; quiero ser tu "mierda, no me queda batería" cuando no esté y tu "dame un respiro" en cada par de veces cuatro veces más.
Quiero ser tu única mitología, tu lectura cada día; quiero ser cada noche todas las amantes de mi Zeus y también su Dafne esquiva.
Quiero ser quien siempre tiene fuego para darte; quiero ser quien se calle a tu lado y solo así ayudarte, ser tu espacio a solas, tu desmadre.
Quiero ser las paredes que miras tantas horas; quiero ser tus ganas de huir y el cuerpo donde naufragues. Quiero ser más datos en tu vida, como la anterior, como, quizá, una próxima.
Quiero ser el lienzo que mires en tus desvelos con pinceles en los dedos; quiero ser la respiración que toque música en tu oído, el alimento de tu alma y quien devorarla.
Os diré algo al resto: él adora Marte y yo soy Minerva, prenderíamos fuego al mundo en nuestra guerra. El campo de batalla es un colchón donde arde Troya, donde damos tregua al mundo buscando en lo más profundo.