La ventana abierta, las piernas abiertas, los brazos abiertos, seguramente la boca abierta. Nada sexy, solo esperaba el irremediable sueño. Dormí como después de una gran dosis y desperté sabiendo que abría los ojos al día en que la vida había vuelto. Fui a maquillarme.
Duró lo de siempre, duró lo que su mundo en despertar. Duró lo que a un loco la cordura, lo que a un hombre la libertad. Entonces me abrió el alma y echó un vistazo. ...debió descolocarlo todo, porque de nuevo alguien pasó, como pasaba siempre. Alguien que no vi, alguien con mi rumbo a cuestas.