martes, 28 de diciembre de 2010

Inspiración



He debido esperar siete meses para creer tener tiempo, y es mentira.
He debido esperar siete meses para querer guardar la inspiración, y es difícil.
He debido esperar siete meses para expresarme tan sutilmente, y lo empeora.
He debido esperar siete meses para encontrar el momento de silencio, y es imposible.
He debido esperar siete meses para poner por fin el fondo, y es idéntico.

He debido esperar...
Esperar, esperar, esperar, esperar.

Creer, querer, expresar, encontrar, poner un fondo.

Creo en todo lo que vivo cuando no tengo tiempo, y es eso lo que escribo.

Quiero detenerme, no seguir el ritmo que lleva esta ciudad, parar, tomar el aire, observar ese árbol, arrancarme las preocupaciones en un parque, bailar entre flores y farolas, bailar sabiendo que me creen loca.

Expresar, eso es expresar. Es lo que me sale, es todo lo que creo, quiero y siento.

Encontrar. ¿Encontrar qué? Ni si quiera he de buscarlo. Camino en mi descubrimiento, respiro en el mismo, observo lo que he de encontrar, pero ya me ha encontrado a mí a su paso.

Poner un fondo... Es el paisaje, son los rostros, es el paso, el maletín del señor calvo, la balada triste de aquel sombrero, los zapatos de esa señora, esos moños en grupos para tomar café, el acordeón en el callejón, el olor a pipí en la esquina de la catedral, el vapor que expulsan las bocas con el frío, el escenario que uno se imagina al ver cómo sujeta el cigarro aquel niño...

El momento es un día de lluvia y plasmarlo en la servilleta de un bar; es una resaca plasmada en la sábana, es la ira encima del escritorio, la tristeza en un documento importante; es encender la luz de madrugada y plasmarlo en la ventana, es un semáforo en rojo apoyándote en el volante mientras pitan; es un cigarro con café escribiendo en el pantalón, es una papelera llena de bolas, cajones abiertos, es desorden; son 24h. en lugares que sin inspiración no imaginas.