Entre gritos y alguna nota me he buscado estos últimos meses.
Solía sentir que tenía la clave del "cómo funciona el mundo",
obviamente eso cambió cuando tú cambiaste el rumbo.
Entiendo mi culpa, y es que...no puedes pedirme un poco;
si lo tengo, doy un poco más que todo.
Yo tenía la ley de no pedir nada a cambio, pero...
Me acostumbré demasiado al ritmo de tus zapatos;
a las noches con planes de abrazos
y hasta a las noches, sin planes, de llantos.
En algún momento de mi ebria sinceridad
supe que iba a explotar el sentimiento.
Yo supe que, en aquel momento, iba a soltar un "te quiero".
Sabía que necesitaba saber si éramos verdad, o un simple juego.
Ante tu no respuesta, miré tus ojos, no había fuego;
mientras te improvisabas algo, el mundo se truncó entero.
- "No lo pases mal, me respondo yo y me paras si no es cierto:
no me quieres como a todo el mundo,
pero sí como a todas las que quieres como a mí"
Con su silencio y con mi acierto,
me alejé para no ser la de "cuando no está el resto".