miércoles, 25 de noviembre de 2015

Enséñame qué llevas dentro

Quizá el mal aspecto que me dieron los genes,
este cuerpo que engorda fácil y adelgaza mal y lento,
el pelo débil que no deja de esfumarse
y el sinfín de fallos que no se ven a la primera
fueron los que me concedieron los valores del respeto.

Me queda lejos la riqueza y la belleza,
me cuesta mantener a veces los modales
y sobreponerme a las zancadillas de la vida,
pero intento sentirme útil cada vez que me levanto,
pensando que quizá alguien nota que le falto.

No aspiro a ser musa de nadie,
hace años dejé de soñarlo.
Soy un alma triste en general,
lejos estoy de inspirar más que notas por llorar.
No soy nada de lo que nadie desea.

No soy alguien, sino "esa".
Desconocida, anónima y compleja.
Aficionada a la soledad y fan
de los recuerdos que duelen pensar.

Cuando mi paso por aquí haya acabado
lo único que espero es haber hecho algo
por todos quienes me ayudaron,
ya que cuando busqué no hallé
a quien merecí, sino
a quien olvidé que estuvo ahí.

Espero ser por mucho tiempo la misma fea que antes era.
Al fin y al cabo tuve suerte de salir tan mal parada,
si por eso supe valorar lo que oculta una fachada.