Está el de las mañanas,
en casa, tranquilos.
En cafeterías con bullicio.
Está el de la tarde,
ansioso, y preámbulo
de cuántas primeras citas.
Está el de la eterna noche
entre malos pensamientos
y el de estudiantes con libros.
En esas tazas del destino
estamos tú que estás leyendo
y yo que te adivino.
Cómo tomarlo,
qué cantidad,
¿fumar?
Dice mucho de nosotros,
de las expectativas,
de cómo nos va el día.
Y hoy tú...
...entre el bullicio de mi despertar,
ansiando un preámbulo
tras la noche que he visto pasar,
me ofreces aliviar el calor
sobre un cuello helado
color rubio tostado.
Veo que no entendiste el momento
ni mis ganas de pensar;
hoy era el día de un largo, oscuro y ahumado plan.