sábado, 1 de octubre de 2016

Beberte a versos

Igual que no todos nacen para ser poetas, no todos nacen para ser poesía. No hay versos para todo el mundo, ni hay mundo para tantos versos. Sin embargo, a veces alguien sabe a melodía.
De melodía hay varios tipos: unas son lentas, se puede bailar con ellas, brindar; otras las oyes por detrás y duran lo que uno en girar el cuello; las últimas no dan tiempo al vals, pero sí a saborear sus notas, y esas melodías son las que cuesta quitar de la cabeza, esas que no deberías cantar, porque no te gustan, pero tu cerebro está empeñado.
Da igual, no importa, cuando otro con su melodía en mal hora llegue, cambiarás la canción, pero cuidado entonces, ya no regreses a aquel compás, porque cada vez que esto suceda, volverás a repetirla una y otra vez en tu cabeza.
De ti aprendí eso: lo peligrosos que sois aquellos que nacisteis para ser poesía. Nos hicisteis poetas de vuestros cuerpos cubiertos de besos que no os dimos; cubiertos de noches en las que no estuvisteis solos, pero nosotros no estuvimos; cubiertos de versos por los que morimos y aún no hemos leído.