No soy más que el móvil que os suena cuando llego tarde a casa y tengo cosas por decir que no os importan. No soy más que el mensaje deprimido con pestazo a ron de barra en vidrio. No soy más que el tema de conversación de un día siguiente. No soy más que quien te quiere por las noches y te ignora por el día. No soy más que la confusión del "no me acuerdo" en vuestras risas. No soy más que un "pídeme un café, me voy al baño" a las cuatro y un cigarro de la tarde; ni más que el mito de "esta noche es la buena" a la una y tres cervezas de la madrugada.