lunes, 19 de abril de 2010

Podría ser tantas cosas..., pero yo he elegido esta

Quiero ser poquita cosa, algo insignificante con pequeños detalles que me hagan grande, con muchos defectos que me hagan distinta.

Y...¿por qué no? QUIERO SER LO QUE SOY.
Estoy bien así, con lo que soy, con lo que son conmigo, con lo que tengo, con lo que me falta, con lo que me aplauden y con lo que me escupen.

Quizá es hora de valorarnos más, de darnos cuenta que ni los ojos, ni el pelo son más importantes que otras cosas.
Que cuando todo termina es igual para todos, y ya no importa cómo seas, lo que tengas, ni todo lo que hayas hecho.
Todo lo que te llevas es lo bueno, lo que disfrutaste viviendo...e irse de aquí tranquilo debe ser un gran regalo. Por eso quiero ser como soy; quiero actuar para conseguir lo que quiera; quiero actuar aunque me haga tener enemigos; quiero actuar aunque todo esté en contra; quiero actuar para no quedarme en el sofá; quiero actuar ya que conseguimos esa capacidad; quiero actuar por lo que otros actuaron y luchar por lo que muchos murieron; quiero actuar y defender el derecho a hacerlo siempre; quiero actuar y dejar que actúen los demás.

No necesito que luchen conmigo, soy de esos "masocas" a los que gustan las minorías.
Ya no importa si somos los cuatro "yonkies", "la basura de la ciudad", "los de siempre...", con eso nos quedamos: los de siempre.
Intentemos que de lo poco que está en nuestras manos podamos lucharlo, que es cierto, somos cuatro y los de siempre, pero también somos esos que más les molestan, esos que a poca gente caen bien, esos a los que  todos quieren quitarnos del medio...

Nosotros yonkies y ellos gilipollas.
Ellos son los que aparcan los mercedes en las baldosas, los que explotan a inmigrantes, los que se ríen de los obreros, los que meten manos en las arcas, los que todos lo sábados ven una corrida a la sombra...,pero más triste aquellos humildes que al sol la ven.

PD: sigamos siendo cuatro, pero nunca nos vayamos.

sábado, 17 de abril de 2010

¡Aún no!


En fin...

Soy yo la primera que les dice que nos quedaremos con lo bueno, y lo haré, pero ¡qué difícil!

Te extrañamos mucho y acabas de marcharte. El castillo ahora sí ha caído, al menos te has quedado arriba.
Lo construirte a pulso, tan despacio, tan poco rentable, tan duro de terminar, tan complicada la meta..., para llegar aquí.

Gracias.
Es lo más que podemos decirte, a la vez lo mínimo.
Es lo que siempre nos decías, es lo que no nos dio tiempo a nosotros de demostrarte como hubiéramos querido.

Será tu compromiso, tus ganas, tus fuerzas. Serán las faltas de adjetivos que me ocurren, será que lo ERES TODO. Es que tú fuiste quien estuvo, quien nos tuvo, quien tuvimos, quien se va...

Contigo lo dejamos todo.
Contigo van las mil medallas, los tres trofeos, los doscientos cinturones que obtuvimos porque tú te los ganaste. Nosotros sólo realizábamos un sueño, porque no hay mejor manera de cumplir los sueños que con un soñador, con un luchador nato.

Que te quiero ya lo sabes, que me faltó ese último abrazo, pero me quedé con la sonrisa.

Sólo te pido que vengas en mis sueños y sonrías, no quiero olvidar esa sonrisa, quiero que me mires, borrar esa siesta eterna de mi mente, sólo quiero que estés aquí.
Pero más egoísta que yo es la vida, que te quiere sólo para ella. dejándonos vacíos, echándote de menos, quedándonos perdidos.

Ven, por favor.
Yo aún no lo creo, no lo creo porque no es cierto, porque tu mano sigue en mi hombro para que me gire a decir que la he cagado, para que me digas que aún no está todo perdido, para hacer el último kata llorando, soltando rabia en cada lágrima, gritando cada fallo del primero y ganando de nuevo tu sueño.

Ven, por favor.
Te necesitamos todos. Que ya sólo quedaban unos meses para algunos, para otros muchos años, no nos dejes.

...los sueños se pierden si te marchas.

viernes, 16 de abril de 2010

Muy cansada

Tan harta de todo...¡Tan harta!

...y una vez más, adiós.

Me cansan esos putos octógonos llenos de miradas, de miseria, de tristeza. Un octógono donde realmente ves el fin, cómo es, cómo será... Esa madera huele a dolor, el olor pesa como el plomo y hunde como una piedra atada al tobillo dentro del mar.

Me cansan los nudos que no se marchan por mucho que tragues, las oraciones en voz baja, los gritos desconsolados, ya me cansa que sea "ley de vida", ya me harta... Es inútil contenerse, nadie puede conseguirlo.
Suena macabro, pero necesitábamos una foto, muerto o vivo seguiré mirándolo, aunque él no me mire más.
Además, esos sofás son cada vez más cómodos, ya incluso hay armarios, lo que no cambian son las largas noches sin dormir, con ojos hinchados.

Esta relación no es como la de un padre, un hermano, un abuelo, un hijo o un tío. Esta relación es algo inexplicable, algo que no puede explicar lo sucedido, algo como una primera piel, la más fuerte que has tenido siempre, pero hoy se agrieta. Va escociendo cada yaga del cuerpo, casa paso es una puñalada en las costillas; cada lloro hace que la garganta duela hasta sentir que revienta, hasta sentir que no puedes hablar, hasta marcharte.
Las lágrimas queman la piel y hacen ceniza al autoestima, los suspiros se le clavan al de al lado en la nuca para recordarle dónde está, por qué razón y que ya no tiene arreglo; para recordarle que lleva ya un minuto sin llorar.


Él ha sido mi retrato. No lo conozco, pero me lo ha dicho todo. Entraba con cara de no atreverse y mucha pinta de "macarra"; entraba con un gorro, pantalones anchos y una barba.
Habrán sido seis segundos hasta su salida.



Los ojos se le salían de las órbitas, más rojos que la sangre fresca en un accidente, más venas que a un culturista, más ardientes que el mismo infierno...


La rabia acumulada le contenía la respiración hasta ahogarlo. El llanto de la madre le ha partido el mundo a trozos. La cara amarillenta, tan pálida que helaba el alma, tan calmado que morirías al lado sin pensarlo, tan él que querrías acariciarlo.

Al fin se ha decidido a echar un cigarro.
El cigarro más amargo de su vida, el humo le ha calmado la vista, los pulmones han vuelto a respirar con la nicotina. Sus manos de nuevo tenían movilidad al sujetarlo, de nuevo el tabaco lo había ayudado, de nuevo ha calmado su estado de ánimo.

Chico, dame un abrazo.

sábado, 10 de abril de 2010

NO EMPECEMOS

No empecemos, que ya es tarde…,
que puedo aguantar como siempre,
o puede que diga lo que no quieres oír.

Tus piques, tus manías…
Cada vez se soportan menos.
Cuando dices que me necesitas, ya no sé que responder.

No empecemos, que ya es tarde…
Deja que mi cabeza descanse.
Da un respiro, si no quieres que me largue.

Tú y yo,
cada vez más distintos, más iguales que antes.
Cada vez más perdidos, en la mierda de hace siglos.

No empecemos otra vez.
Me cuesta, me cuesta.
No sabes como me cuesta, dejarte de querer.

Pero esto se va,
se va consumiendo.
No me digas que me quieres, cada vez lo creo menos.

Y es la última vez que te lo voy a gritar:
¡NO ME GRITES! ¡HE BEBIDO!
Déjame en paz.

Como siempre, no lo entiendes.
Me voy de un portazo;
me ha echado tu estupidez, otra vez…

...y queda la despedida.
Esta vez sé que sabes, que es la definitiva.

Escucha esto:
"he aguantado tus gritos, malas caras, que me rebajaras.
Me tuviste en tus manos
y me aplastaste el alma"

Ni conmigo, ni sin mí:
lejos me echabas de menos, decías que más que yo a ti.
Y cerca me mataban tus miradas homicidas.

Sacando mierda del pasado,
te podías equivocar sin rectificar,
echándome en cara todo lo que hice mal.

Y si bebo es porque no puedo
hacerme la idea de que llegar a casa sea una pelea.
Quiero ir ausente a tu reacción impertinente.

Sabes que aún te quiero, así que
espero que entiendas por qué me voy.

Nueva era, dije

¿Qué tal?, ¿todo bien?, con ella guay, ¿no? ¡ME ALEGRO!

Falsedad que se respira en mis propias palabras.
Falsedad que, como siempre, construye su propia jaula.
Que no estoy bien, ¿aún no me ves?
Se me olvidó que hoy no me quieres como ayer.

A cada paso una careta, a cada paso mis pies pesan.
A cada paso vuelvo la cabeza, pero el pasado nunca llega.

Tu frenas, no te interesa.
Yo río, pero lamento tu ausencia.
Sabes lo que digo al mirarme, tienes formas de esquivarme.

Con palabras necias hago que no me doy cuenta.
Escribo en tinta transparente,
da igual si se borra, puedo escribirlo mil veces.
Además, ni te importa.

Que curioso es esto,
se vive al lado un tiempo,
pero todo, bueno y malo, cabe en un folio en blanco.

Cabe dentro de un órgano,
a este pobre siempre le echamos la culpa de sufrir
y no nos damos cuenta que no vivimos si no nos hace latir.

Escribo los versos que no dio tiempo a decirte;
aquellos que te tatué en cada beso,
aquellos que aún no escuchas,
aquellos que dicen aquello que yo siento.

Cuando siento, PIENSO.
Cuando lloro, PIENSO.
Cuando escribo, PIENSO.
...y cuando pienso, MUERO.

9 estrofas y aún no he dicho nada:
me hacías brillar con tu voz, soñar con tu mirada.
Hoy ni me hablas.

Mil noches de agonía necesitando el calor que me guía.
Intento ver el lado bueno:
te perdí y eso parece que me inspira.

¿Leerás esto? No, no creo..., jamás.
¿Te lo diré? No es orgullo, es miedo.
¿Decírtelo para qué?

Con un adiós fue suficiente.
...y para aprenderlo lo escribiré mil veces:
¡NO DEBO RECORDAR LO QUE NO VUELVE!

Esa sensación de que me falta el tiempo...
Mil cosas que no tuve tiempo de mostrarte.
Llegaste intenso, lento, me miraste,
desvaneciste mi sueño, te fuiste.

Cada noche vuelve tu llegada.
Intensa, lenta, mirándome...,
pero al despertar te has ido,
me he desvanecido, se rompió mi sueño aturdido.

Tu olor, tu tacto, tu sabor...
Son tan solo tuyos.
Ahora corresponden a otro corazón iluso.

Te sigo oyendo pero no te diriges a mí.
Siento como me alimenta tu recuerdo,
me bastan las sobras cual perro,
no tengo el plato entero,
lo completo con mis versos.

Yo te he visto y eso duele.
Eres tan feliz, tan niño…
Os veo juntos y no podría separaros.
Sois adorables, vuestros besos tiernos y sentidos.

No le estás dando mis besos a otra,
mis besos ya se han perdido.
Ya no se hacer otra cosa que intentar vaciar tu sitio.

Has escogido bien, no debo ser gran tesoro
si ella te tiene a sus pies y yo aún te lloro.
Pasas por delante y no me ves.

Caminas a su lado, aislado…
Te miro, ¿me ves?

¡Que tontería! ¿En qué me he convertido?
Una vez más versos suspensivos […]
Una vez más acabaré como al principio […]
Necedad, Simplicidad […]
Buena cara cuando todo marcha mal.