sábado, 26 de diciembre de 2015

La mente que imagina

Esta noche, como muchas otras,
te he echado de menos.
El factor común seguramente es la hora,
aún no estoy preparada para ir a la cama temprano.

No estoy preparada para dormir
sin estar agotada y siempre
me acabo agotando a lágrimas que yagan
para decir que te recuerdan.

Y es que, en realidad, nunca aprendí a lidiar con la soledad.
Qué mal día, pero cuánta compañía entonces.
Ahora bien, pero demasiada calma en este alma
todo el día y días tras día.

Yo, como siempre,
me acostumbré al caos del sinsentido
y a la monotonía de un mismo rostro,
no puedo ahora estar tranquila y mirando otras pupilas.

¿Cuántos cadáveres voy a gastar en superarlo?
¿Cuánto tiempo y cuánto daño?
Hoy iba a hacer lo de siempre.

...rebuscar en los recuerdos, revolver las fotos
e inventar por qués, pero recordé que así fue,
que me lo prometí en el último destello de coraje,

que no hacía falta entenderlo, sino asumirlo,
que para aceptar hay llanto y para llorar un tiempo.
Ya solo sé fingir, fingir como modo de vivir.
Fingir y no herir: no herir será bastante para sobrevivir.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Cuando un poeta dice "poeta"

Entendí lo que era poesía cuando de su boca surgió,
porque nada había más grande entonces
que el gran vacío, el silencio y su voz.

Consistía en dejarse llevar al compás del discurso,
en divagar por el mundo luminoso de su prosa,
en sentirse crecer con la semilla de su pulso.

Un pulso que latía en mí como la vida misma,
una mirada oculta y profunda de la herida
para estallar en líneas de la más transparente poesía.

Porque cuando él dormía nada existía,
nada había cuando él no estaba,
el mundo se construía si él lo miraba.

Un día no estarán sus ojos para mirar tan dentro,
para descubrir en cualquier algo un cuento.
Quedará entonces lo que un día se hizo verso.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Enséñame qué llevas dentro

Quizá el mal aspecto que me dieron los genes,
este cuerpo que engorda fácil y adelgaza mal y lento,
el pelo débil que no deja de esfumarse
y el sinfín de fallos que no se ven a la primera
fueron los que me concedieron los valores del respeto.

Me queda lejos la riqueza y la belleza,
me cuesta mantener a veces los modales
y sobreponerme a las zancadillas de la vida,
pero intento sentirme útil cada vez que me levanto,
pensando que quizá alguien nota que le falto.

No aspiro a ser musa de nadie,
hace años dejé de soñarlo.
Soy un alma triste en general,
lejos estoy de inspirar más que notas por llorar.
No soy nada de lo que nadie desea.

No soy alguien, sino "esa".
Desconocida, anónima y compleja.
Aficionada a la soledad y fan
de los recuerdos que duelen pensar.

Cuando mi paso por aquí haya acabado
lo único que espero es haber hecho algo
por todos quienes me ayudaron,
ya que cuando busqué no hallé
a quien merecí, sino
a quien olvidé que estuvo ahí.

Espero ser por mucho tiempo la misma fea que antes era.
Al fin y al cabo tuve suerte de salir tan mal parada,
si por eso supe valorar lo que oculta una fachada.



miércoles, 18 de noviembre de 2015

Ya yo

Toca el retiro por el camino de vuelta.
Volver al mar y a lo que fuimos.
Volver para avanzar,
para que el recuerdo quede atrás, bien lejos.

Me queda lo que me negué cuando fui tuya
y la opresión del pecho que marca la noche,
en el borde, hacia el techo del tiempo
en el que el colchón era estrecho.

Ya la noche. Ya yo no.

Ya me envuelve. Me apagó.

domingo, 8 de noviembre de 2015

El salto

Con tantos libros, tantas ideas;
con tanto viento y tanta guerra;
con tanto odio y con tantas pruebas;
su poca tregua y tus muchas quejas.

Hicisteis vida de algo marchito,
cavasteis hoyos al infinito.
Durasteis lo que un pez en morirse,
lo que el niño en aceptarlo.

Calma, calma. ...y un gran salto
que no detiene el verano,
que ya no mantiene esas manos
heladas por llantos.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Una actitud del alma

La fuerza llega de una manera u otra;
llega, pese a que no la sintamos,
pero cesa, siempre sin avisarnos.

La fuerza no se busca ni se encuentra.

La fuerza es lo hondo del engaño,
la mirada del pasado errado
entre el daño y algún rato.

La fuerza no existe, la inventas.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Acostumbrada a la pena

Acostumbrada a la pena andaba,
con cuidado y con caricias,
con la fuerza y la saliva.

Hacer y dejarse hacer,
creer y nunca pensar,
una pastilla y a respirar.

El ritmo que le marcara,
la ropa que le gustara,
el cuerpo que deseara.

A. - ¿A caso sabes quién eras?

Acostumbrada a la pena. - No, no lo recuerdo, pero sé que fui alguien.

A. -¿Y ahora? ¿Quién eres?

Acostumbrada a la pena. - No sé qué es ser, solo sé ser lo que soy y desde hace tiempo no sé, ni en mucho tiempo sabré, lo que era ser quien fui, ni lo que sería ser quien pude ser y no fui.

La Musa A. le mostraba su alma,
ella se negaba a escucharla:
"Musa, no gastes más tus palabras,
que a quien sueños no le quedan,
tampoco le queda esperanza".

La pena a llantos la mecía,
con cuidado iba durmiendo
las caricias que fingieron.

La despertaba la fuerza
y en cada golpe bajo
un trago de saliva le devolvía su vida.

El destino la iba haciendo,
claro que el destino no existe,
de modo que lo dejó ser dueño de su suerte.

Creyó que iba a amainar,
pensó que tenía sentido y,
cuando se complicaba,
una dosis la calmaba.

El ritmo fue aumentando
y con él también las marcas;
la ropa ya era inservible,
como el cuerpo que la llevara.

A. - Sabía que volverías a hablarme.

Las lágrimas habían acabado,
no recordaba a partir de cuándo,
pero su musa la había estado esperando.

Sin sus lágrimas, él no gozaba de respeto,
sin respeto no había poder.
...y sin poder ella había muerto.

viernes, 17 de abril de 2015

Hoy no

En tardes como esta, paciencia.

No es algo oculto, quien me conoce sabe,
y lo sabe muy bien,
que ellos me inquietan y me molestan.

Me dan igual las reglas generales,
las específicas,
el pacto social y nuestra especie.

Son cada vez más inservibles,
son un continuum de daños
y aún, a veces, los deseamos.

Crezco y observo demasiado.
Tardamos en darnos cuenta
y mi misandria aumenta.

Hablamos de guerra, de tormentas;
hablamos de hambre y violencia;
hablamos para callar la evidente apariencia.

El mal siempre está cerca y nos husmea,
nos apresa en un cuerpo de erotismo
y nos retuerce entre palabras de libro.

Hemos perdido el control,
pero eso no lo consiguieron ellos.
Se lo regalamos, víctimas de un sucio juego.

La peor cara del mundo es cada hombre que se acerque.
Hemos hecho de ellos bestias
y de los niños inocentes.

sábado, 28 de febrero de 2015

Desespero y más tiempo espero

Yo podía escuchar muy poco,
siempre estaba en mis quehaceres;
ahora todos hacen mucho,
ni me escuchan ni yo escucho.

Todos se iban sentando,
todos se fueron levantando:
los veía ir, venir,
y yo sigo en el banco.

Así lo decidí, supongo.
Soy esa dama que espera
...espera algo siempre insuficiente,
como una Madame Bobary impaciente.

Sin nada que me llene
ni palabras con las que llenar a nadie;
sin una mirada llena
ni con qué llenar la cartera.

Sin más que unos ojos cansados
y unos labios secos,
espero y desespero,
desespero y más tiempo espero.

martes, 13 de enero de 2015

Hasta que la muerte os separe

Llevas algún tiempo traicionándote y a veces estás tan sola...
Apenas existen momentos para ti, pero si los hay, te hablas demasiado.
Demasiada charla en tan poco espacio.

Aquellos que te comprendían huyeron,
quizá por el descaro de tu sinsentido
y algo asustados por ver en quién te habías convertido.

Tu soledad no está vacía:
hay libros y algún cigarro.
Tampoco muchos, ya no fumas demasiado.

Creen que puede que recuerdes con nostalgia.
Se equivocan.
No quedan recuerdos de algún otro tiempo.

Este tiempo te hizo suya
mucho antes de que te dieras cuenta.
El problema es que ahora no te suelta.

Puedes echarte la culpa, la tienes.
Puedes echarle la culpa, la tiene.
Quieres abandonar el barco, no puedes.